El jugador vasco logró doblarse en una mano en la que el river no solo le ahorró un montón de puntos, sino que le permitió doblarse para meterlo de nuevo en la pelea.
El propio Barreiro había abierto la mano en UTG y había llegado a un flop 
contra cuatro rivales. Nadie apostaba esa calle y el turn traía un 
. El jugador en la ciega grande tomaba la iniciativa con una apuesta de algo más de 2.000 puntos y solo Barreiro le pagaba.
El river era un 
y el jugador en la ciega volvía a apostar, esta vez 3.000 puntos. El problema es que Barreiro tenía otros planes, y decidía moverse all in por un total de 26.200 puntos. El rival en la ciega se ponía a pensar. Mientras lo hacía, Barreiro, desatado, comenzó a bailar en la silla siguiendo el ritmo de lo que sonaba en sus cascos.
Pasado un minutos, y después de que un jugador de la mesa pidiese tiempo, el jugador en la ciega decidía pagar para poner en riesgo a Barreiro, aunque lo que terminó sucediendo fue todo lo contrario.
Barreiro mostraba 
para escalera y su oponente se quedaba compuesto y sin bote. Además, la mano le dejaba con las auténticas pipas cuando se acerca el final del día.
